Thursday, July 13, 2006

Primavera, verano, otoño, invierno y… primavera


¿Puede ser menos seductor en título de una película como: Primavera, verano, otoño, invierno y… primavera? Probablemente no. Pero cuando uno ve esta película, créanme, no pudo ser mejor elegido su titulo.

Primavera, verano, otoño, invierno y… primavera, es una película escrita y dirigida por un coreano que la lleva pro: Kim Ki-duk. Este social, nos muestra una historia de un aprendizaje que se desarrolla en las cuatro estaciones de la vida (primavera, otoño….), dejándonos un mensaje bien claro: El deseo de la posesión nos lleva directamente a la destrucción de lo que más queremos. (Chan!). Así nomás. No puede tener más razón Kim Ki Duk.

La trama es más o menos fácil. Dos monjes. Uno viejo y uno joven. Maestro y Discípulo. Viven en un pequeño refugio que flota en una laguna ubicada en un valle que, seguramente, debe ser el lugar más hermoso que mis ojos color aceitunas puedan haber visto hasta ahora (a través de una pantalla, claro).

El niño-discípulo, se divierte agrediendo a la naturaleza ¿cómo? Amarrando al cuerpo de tres animales (un pez, una culebra, y una rana), grandes piedras que les impiden desplazarse en su habitad con facilidad. Cuando maestro descubre este juego, castiga a su discípulo amarrándole también una piedra en la espalda, ordenándole que libere a sus víctimas de su peso, “…si alguna de ellas muere, cargaras esa piedra sobre tu corazón durante toda su vida”.

La llegada de una mujer al tranquilo y ermitaño mundo de estos monjes, despierta en el ahora joven-discípulo, sentimientos hasta ahora totalmente desconocidos para él, como el amor; los celos, la obsesión, encontrándose con el karma que él mismo se había señalado cuando chico.

En fin. Sumando y restando “Primavera, verano, otoño…”, es una película de una hermosura d-e-s-c-o-m-u-n-al, y usted señora señor, debe verla si o si.


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